UN PEQUEÑO ARTÍCULO PARA LA REFLEXIÓN

A lo largo de los estudios realizados, en numerosas ocasiones he hecho referencia a las monedas acuñadas en la época de los Austrias, y ha sido comentado el tema de los resellos para cambiar el valor de las monedas para seguir sufragando la ambiciosa política imperialista llevada a cabo por este linaje durante los siglos XVI y XVII. Recordemos que esta dinastía se inicia con Carlos I y finaliza con Carlos II conforme a la siguiente línea sucesoria:

Período
1516-1556
1556-1598
1598-1621
1621-1665
1665-1700
Rey
Carlos I
Felipe II
Felipe III
Felipe IV
Carlos II

Período
1516-1556
1556-1598
1598-1621
1621-1665
1665-1700
Rey
Carlos I
Felipe II
Felipe III
Felipe IV
Carlos II
Árbol genealógico familia de la casa de Austria. (Felipe I fue solo rey de Castilla).

LA MONEDA EN LOS SIGLOS XVI y XVII

Los grandes cargamentos de metales preciosos que llegaban regularmente por mar procedente de las colonias americanas eran insuficientes para sufragar la costosa política imperialista de los Austrias durante el siglo XVI, que llevó a la economía española a una situación insostenible, reflejada en una larga sucesión de bancarrotas (1557, 1560, 1574, 1576, y 1596), situación que continuaría a lo largo del siglo siguiente.

Tras la última suspensión de pagos del Reino, el 31 de diciembre de 1596 se decretó que toda la moneda de vellón acuñada en el “Ingenio” de Segovia [1] se fabricase sin liga alguna de plata.

Al tiempo que se acuñaba esta nueva moneda de menor ley, se iba recogiendo la anterior de forma masiva, con lo que se obtenía una ganancia neta al recuperar la plata de la moneda antigua. Ante las protestas en las Cortes de Castilla por esta reducción de ley en la moneda de vellón, en 1597 se decretó añadir un grano de plata por cada marco de cobre a las nuevas emisiones.

Felipe III hereda la Corona en un estado financiero ruinoso, viéndose obligado a continuar con estas emisiones de baja o nula ley durante sus primeros años de reinado (1598 a 1602).

A lo largo del siglo XVII continuaron las manipulaciones monetarias y concretamente en los territorios dependientes de la Corona de Castilla, son especialmente significativos los resellos practicados sobre la moneda de vellón y cobre, durante los reinados de Felipe III (1598-1621) y Felipe IV (1621-1665). Un resello implica un cambio de valor en la moneda circulante (de 2 maravedíes a IIII maravedíes, de IIII a VIII…), ajustándose a las necesidades de la economía maltrecha y ruinosa de la corona.

En la época de Felipe IV hubo un caos monetario total, con la imposición de sucesivos cambios de valor de la moneda, hasta el punto de existir piezas con varios resellos, tal como exponemos con una moneda real de la época, hallada en las inmediaciones de Trujillo.

ANVERSOREVERSO
Moneda de Felipe II (1556-1598) con dos resellos diferentes realizados en la época de Felipe IV. El primero, dándole un valor de VI maravedíes en 1641-42 (por anverso resello 1641-2 bajo corona real y por reverso VI sobre ·G). Un segundo resello en 1654 (por anverso +IIII+ y reverso 1654+) valora la moneda nuevamente en IIII maravedíes. Colección propia.

[1] En 1586, en medio de la situación de continua insolvencia de las arcas públicas, se iniciaron las primeras emisiones regulares de una nueva ceca en Segovia, donde se acababa de instalar la más moderna maquinaria de la época, traída de Alemania, denominada en la época “el ingenio”, Dicha maquinaria, basada en el uso de molinos hidráulicos era capaz de producir monedas mucho más perfectas que las acuñadas a martillo en el resto de las cecas (incluida la Casa Vieja de Segovia), dificultando en gran medida la falsificación de piezas.

EL SISTEMA MONETARIO ACTUAL

Retornando a nuestra era, el hecho que invita a la reflexión no está muy alejado de la época de los Austrias (s. XVI-XVII), ya que el material utilizado como aleación o «liga» para las monedas de euro y sus correspondientes fracciones es el acero, entre otros metales, mucho más barato. Conforme nos «venden», el empleo del acero (realmente hierro) atiende a criterios de durabilidad, resistencia mecánica, conductividad… pero bien es cierto que las fracciones de 1, 2 y 5 céntimos ya no las cambian los bancos en caso de acumular gran cantidad de ellas, ¿fracciones monetarias abocadas a desaparecer?. Por lo visto cuesta más su fabricación que su propio valor…

Monedas de 1, 2 y 5 céntimos de euro

En todas ellas se utiliza el acero recubierto o revestido de cobre. Se trata de una marca registrada como Copperweld (CCS, copper-covered steel). Tiene algunas ventajas; por ejemplo, combina la conductividad y resistencia a la corrosión del cobre con la resistencia mecánica del acero. El proceso se lleva a cabo a elevadas temperaturas y presiones, y asegura que el cobre se mantenga adherido de forma uniforme sobre el núcleo de acero. Además de ser más resistente mecánicamente que el cobre macizo, la aleación de CCS es más barata que éste. Podemos comprobar la presencia del acero si aproximamos un imán a todas ellas, ya que son atraídas por el mismo (el material realmente es el hierro, ya que el acero inoxidable no es atraído por el imán):

Monedas de 10, 20 y 50 céntimos

En cuanto a las monedas de 10, 20 y 50 céntimos, todas ellas de color dorado, el material que las compone es el denominadooro nórdico, una aleación que a pesar de su nombre no contiene oro ni ligas de este metal precioso, sino un 88% de cobre, un 5% de aluminio, un 5% de zinc y el 2% restante de estaño. No resultan atraídas por el imán.

Monedas de 1 y 2 euros

Las monedas de 1 y de 2 euros están fabricadas con dos aleaciones distintas. La parte exterior de la moneda de 1 euro e interior de la de 2 euros (la dorada) es de níquel-latón, una aleación formada por níquel y latón (este último componente formado a su vez por un 75% de cobre y un 25% de zinc). El níquel-latón es una aleación de gran dureza, además de inoxidable, con un color semejante al del latón pero más claro. A pesar de que es caro, se usa para acuñación de monedas porque las hace duraderas y también difíciles de falsificar. Ambas monedas también contienen hierro, puesto que son atraidas igualmente por un imán.

En cuanto a la parte plateada de estas monedas (la interior en las monedas de 1 euro y la exterior en las de 2 euros) está fabricada con cuproníquel, una aleación de cobre y níquel (proporción 75% – 25%)  con ciertas impurezas que la estabilizan, como el hierro y el manganeso. Resulta curioso que sea plateada a pesar de la gran proporción de cobre. Se trata de una aleación resistente, incluso, a la corrosión por el agua de mar.

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